Deterioro cognitivo leve

El deterioro cognitivo leve corresponde a un deterioro en la memoria o en otra función cognitiva mayor de la esperada por la edad. Este deterioro en muchos casos es el estado transitorio entre el envejecimiento normal y la demencia, aunque es cierto que en algunos casos se puede revertir o se puede frenar el deterioro, no llegando a convertirse en una demencia.

Para poder diagnosticar a una persona de deterioro cognitivo leve, ha de cumplir los siguientes criterios:

  • Presencia de quejas de memoria (preferiblemente corroboradas por un familiar cercano).Dañar o amenazar a otras personas, mascotas o a sí mismos.
  • Deterioro objetivo de memoria por debajo de la media de la edad (necesario realizar una evaluación neuropsicológica).
  • Función cognitiva general normal: suelen ser personas aparentemente “normales”, capaces de realizar tareas de la vida diaria sin necesitar ayuda.
  • Actividades de la vida diaria sencillas intactas, aunque pueda tener ligeras alteraciones en las complejas.
  • Ausencia de demencia.

Este tipo de personas funcionan bien en su día a día, aparentemente realizan una vida totalmente normal con todas sus actividades del día a día conservadas (hacer la compra, cocinar, aseo personal…), el problema lo tienen cuando han de cambiar la rutina o surgen imprevistos. Suelen darse cuenta de que algo no va bien las personas que conviven con ellas, pero no siempre son conscientes el resto de personas.

El deterioro cognitivo leve sería por tanto el paso intermedio entre el envejecimiento normal, en el que se da la pérdida de memoria asociada a la edad, y una demencia. Para ello algo importante es diferenciar si el usuario efectivamente padece deterioro cognitivo leve, o se encuentra en el punto anterior o el siguiente.

La principal diferencia del deterioro cognitivo leve con la pérdida de memoria asociada a la edad sería que en esta última la valoración neuropsicológica no se encontraría alterada. Puede ser que en la pérdida de memoria asociada a la edad sí que existan quejas de memoria, pero hay una mayor capacidad de adaptación ante los cambios y los familiares que conviven con el usuario no suelen detectar problemas.

La principal diferencia del deterioro cognitivo leve con una demencia es que en esta última sí que existe una alteración en las rutinas diarias de la persona (no solo cuando hay cambios o imprevistos).

La persona con deterioro cognitivo leve, por tanto suele tener problemas para:

  • Recordar lo que hizo hace dos o tres días.
  • Recordar una cita médica, con sus hijos o con amigos.
  • Olvidar sistemáticamente dónde guarda las cosas.
  • Repetir las mismas preguntas en una conversación.
  • Olvidar datos importantes de una conversación.
  • Confundir el orden de acontecimientos recientes o fechas.
  • Conducta más irascible o irritable.

Es importante diagnosticar cuanto antes el deterioro cognitivo leve, dado que este es muy probable que evolucione en demencia, cuanto antes se identifique antes se podrá intervenir en él, con el fin de tratar para revertir o ralentizar la aparición de demencia, aumentando por tanto el mayor tiempo posible una mayor calidad de vida de la persona.

¿Cómo puede ayudar un neuropsicólogo en el deterioro cognitivo leve?

La principal de sus funciones sería la de diagnosticarlo, identificando si el usuario padece o no un deterioro cogntiivo leve.

Una vez este es diagnosticado se puede realizar un tratamiento de estimulación cognitiva con el fin de ralentizar la aparición de una demencia. En el caso en que se vea que va evolucionando este deterioro, es importante formar e informar a la familia, ayudándoles a manejar positivamente el problema y a adaptar las cosas que vayan a tener que cambiar en el futuro.

En los casos en los que el deterioro cognitivo puede revertir, se puede trabajar en lo que ha provocado temporalmente este deterioro (medicación, depresión…) para volver al funcionamiento cognitivo normal.

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